¡atrévete a soñar! ¡atrévete a conocerte!

Y si te roban tu luz...???

- Entonces, Liberto les narró todo lo sucedido aquella noche y el efecto que había tenido en él.

El Mago reflexionó por un momento antes de decirle:

- Es natural que te sientas así. Los humanos somos la llama de una lámpara de aceite, que sin el combustible no puede lucir. El aceite es nuestra autoestima y todos tenemos nuestra porción. Cuanto mayor es ésta, mayor luz emitimos. Pero hay quienes están empeñados en aumentar su brillo a costa de los demás, y para ello les roban el combustible, pues cuanto menor es el brillo de las luces que te rodean, más intenso se percibe el brillo propio. Les roban la confianza y la seguridad, haciéndoles dudar de sí mismos y avergonzándoles.

-Eso es lo que me ha pasado, ¿verdad? – preguntó liberto, empezando a comprender lo que le había sucedido.

- Así es. Cada vez que alguien te ridiculiza haciéndote sentir vergüenza, o te hace callar, o te ofende, sin que respondas eficazmente, abusa de ti, pues te roba tu luz y alimenta su lámpara. Tú te sientes muy mal y en cambio, el ladrón de la luz se siente poderoso, importante superior, pues ha conseguido convertirse en el espejo. Porque los espejos no emiten luz, los reflejan. Si alguien quiere usarte como un espejo, primero apaga tu luz, condena uno de los lados del cristal y lo oscurece volviéndolo opaco. Luego puede mirarse en ti y deleitarse en la imagen que recibe. Se verá poderoso por el mero hecho de verte debilitado. Eso es lo que hacen esos ladrones: te apagan con tal de verse grandes y luminosos como Narciso mirándose en el río.

- ¿Quién es narciso? – pregunto Liberto.

- Te bastará saber que era alguien que, cuando vio por primera vez su imagen reflejada en un río, se enamoro de ella. Los ladrones de luz son como Narciso.

- ¿Y ahora qué puedo hacer? Me siento violentado y el asunto me obsesiona hasta el punto de no poder dormir.

- Darle gracias al cielo de que Ginebra estuviera contigo. Estos ladrones de luz nunca ven solventadas sus ansias narcisistas y, por lo general, no suelen soltar a sus víctimas. Gracias a la presencia de Ginebra, tuvieron que conformarse con pasar un buen rato a tu gusto. Conozco grupos secretos que utilizan un método parecido para minar la confianza de sus víctimas, apoderarse de su voluntad, y convertirlas en sus más acérrimos seguidores, con el fin de de aprovecharse de sus conocimientos y habilidades. Este tipo de maltrato, aunque no tan sofisticado, es común en muchas parejas pues desgraciadamente, nuestro mundo esta lleno de brujas y ogros. Un guerrero, ¿por qué no pude hacer nada contra ellos? – preguntó Liberto.

- Porque sus armas son de otra naturaleza. Contra ellas nada puede hacer fuerza.

- Entonces, enséñame a manejar sus armas, por favor. ¿Cómo puedo luchar contra ellos?

- Convirtiéndote además en un guerrero pacífico. Agradece al cielo haber vivido esta experiencia, pues a partir de ahora, cada vez que tengas ante ti a un verdugo sabrás reconocerlo y estarás en ventaja, pues ni ellos mismos son conscientes de su condición. La mayoría actúa así por miedo, inseguridad, o simplemente, porque lo aprendieron de sus padres o de otros referentes adultos durante su infancia. Por eso, ante un grito, una imposición, un cuestionamiento de tu capacidad, una ofensa o una agresión verbal, debes utilizar la sabiduría del viejo escudo.

El mago hizo una pausa y liberto preguntó impaciente:

- ¿De qué viejo escudo nos hablas?

Entonces, el Mago, sin decir palabra, sacó un antiguo escudo que llevaba gravado el siguiente lema:

“infórmale dile como te hace sentir, invítale a valorar otras posibilidades y si no reacciona, márchate”.

 Ginebra y Liberto leyeron el enigmático lema, sin comprender su significado. De modo que Liberto del preguntó al Mago:

- ¿Qué significan estas palabras? ¿De qué hay que informar?

- Estas palabras son una serie de recomendaciones para saber cómo actuar ante cualquiera que intente transgredir los límites del respeto mutuo. Lo primero es informar al otro de su conducta, pero sin emitir juicio alguno sobre sí misma. En la mayor parte de las ocasiones, esto es suficiente, pues cuanto el transgresor, sin sentirse atacado, toma conciencia de lo que ha hecho, se avergüenza y muda su actitud. Puedes decirle algo tan sencillo como: “me estás gritando”, me estás insultando”, etc.

 -Me gusta, y cuando el lema dice: dile como te hace sentir, ¿a qué se refiere? Pregunto liberto con mucho interés.

- A que el siguiente paso es decirle cómo te hace sentir lo que te ha dicho. Por ejemplo. “cuando dices esto, me siento humillado, o cuando me gritas, me siento mal. ¿Es sencillo verdad?

-Aparentemente sí, dijo Liberto, cada vez más interesado en el asunto. Pero si el otro no cambia de actitud ¿qué puedo hacer?

- Aplicar el siguiente consejo del lema: “invítale a valorar otras posibilidades” a pensar en nuevas maneras de comportarse contigo. Por ejemplo podrías decirle: ¿puedes hacer algo para cambiar esta situación? Luego mantente en silencio sin dejar de mirarle a los ojos, hasta obtener una respuesta. Si la respuesta es positiva, habrás conseguido tu propósito: mantener intacta tu autoestima.

- ¿Y si la respuesta es negativa? – preguntó Liberto.

-Buena pregunta. En ese caso, no tienes más remedio que dar el último paso del lema: “márchate”. Este paso es muy importante, porque si el otro no reacciona positivamente, y te mantienes ahí, lo tomará como un permiso para seguir maltratándote.

Si descubrieras que el maltratador es un narcisista, aplica cuanto antes el cuarto paso, pues aplica cuanto antes el cuarto paso, pues se trata de un enfermo y de nada te servirán los pasos anteriores.

Como ves, la clave está en mantenerse atento a cualquier comentario, acción o actitud, que pretenda robar tu luz, y contrarrestarlo con una respuesta adecuada, que nunca debe ser agresiva, sino más bien calmada y en un tono de voz lo más neutro posible. Un guerrero pacífico no busca establecer un combate dialéctico, sino crear un clima de respeto mutuo.

- ¿Cómo sabré que el otro me está robando la luz? – preguntó liberto, a quien se le notaba fascinado con lo que estaba escuchando.

- En tu caso, habiendo pasado por una experiencia tan traumática, ya no te será posible dejar de verlo cada vez que ocurra. Sin embargo, es fundamental que conozcas cuáles son tus derechos, para que, cuando sean transgredidos, los puedas defender. Se trata de derechos que están escritos en el corazón de todos los hombres, en todas las partes del mundo, y que desearía que ahora copiarais en un pergamino, para que siempre los tengáis presentes.

Entonces le entregó un pergamino y una pluma a cada uno y les dictó lo siguiente:

 

"El Reino del Laberinto y los 7 sellos" Jesús Hurtado

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