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Aunque el hombre blanco se haya encontrado con dificultades para abrirse camino a través del interior del país, en Australia, las tribus primitivas, los aborígenes, nunca tuvieron ningún problema para cruzarlo entero. “Somos un pueblo que cree en los sueños,” cuenta Sam Watson, un aborigen. "Los ancianos de ciertas tribus se reúnen todas las mañanas, y comentan entre sí lo que soñaron la noche anterior. Sólo entonces deciden el mejor camino para recorrer ese día."Nunca nos quedamos sin agua ni comida. Conseguimos, mediante los sueños de nuestros hechiceros, las mismas cosas que el hombre blanco consigue con sus satélites y sus complicados aparatos de medición geológica”.